jueves, abril 28, 2011

Un fuego que puede quemar a todos


En este caso el papel nazifascista lo está haciendo la OTAN…
Si (Gaddafi) resiste y no acata sus exigencias, pasará a la historia como uno de los grandes personajes de los países árabes…
Los groseros ataques contra el pueblo libio que adquieren un carácter nazifascista pueden ser utilizados contra cualquier pueblo del Tercer Mundo…
Realmente me asombra la resistencia que Libia ha ofrecido…



27 Abril 2011 en Especiales, Fidel Castro Ruz
Se puede estar o no de acuerdo con las ideas políticas de Gaddafi, pero la existencia de Libia como Estado independiente y miembro de las Naciones Unidas nadie tiene derecho a cuestionarlo.
Todavía el mundo no ha llegado a lo que, desde mi punto de vista, constituye hoy una cuestión elemental  para la supervivencia de nuestra especie: el acceso de todos los pueblos a los recursos materiales de este planeta. No existe otro en el Sistema Solar que posea las más elementales condiciones de la vida que conocemos.
Los propios Estados Unidos  trataron siempre de ser un crisol de todas las razas, todos los credos y todas las naciones: blancas, negras, amarillas, indias y mestizas, sin otras diferencias que no fuesen las de amos y esclavos, ricos y pobres; pero todo dentro de los límites de la frontera: al norte, Canadá; al sur, México; al este, el Atlántico y al oeste, el Pacífico. Alaska, Puerto Rico y Hawai eran simples accidentes históricos.
Lo complicado del asunto es que no se trata de un noble deseo de los que luchan por un mundo mejor, lo cual es tan digno de respeto como las creencias religiosas de los pueblos. Bastarían unos cuantos tipos de isótopos radiactivos que emanaran del uranio enriquecido consumido por las plantas electronucleares en cantidades relativamente pequeñas ─ya que no existen en la naturaleza─ para poner fin a la frágil existencia de nuestra especie. Mantener esos residuos en volúmenes crecientes, bajo sarcófagos de hormigón y acero, es uno de los mayores desafíos de la tecnología.
Hechos como el accidente de Chernóbil o el terremoto de Japón han puesto en evidencia esos mortales riesgos.
El tema que deseo abordar hoy no es ese, sino el asombro con que observé ayer, a través del programa Dossier de Walter Martínez, en la televisión venezolana, las imágenes fílmicas de la reunión entre el jefe del Departamento de Defensa, Robert Gates, y el Ministro de Defensa del Reino Unido, Liam Fox, que visitó Estados Unidos para discutir la criminal guerra desatada por la OTAN contra Libia. Era algo difícil de creer, el Ministro inglés ganó el “Oscar”; era un manojo de nervios, estaba tenso, hablaba como un loco, daba la impresión de que escupía las palabras.
Desde luego, primero llegó a la entrada de El Pentágono donde Gates lo esperaba sonriente. Las banderas de ambos países, la del antiguo imperio colonial británico y la de su hijastro, el imperio de Estados Unidos, flameaban en lo alto de ambos lados mientras se entonaban los himnos. La mano derecha sobre el pecho, el saludo militar riguroso y solemne de la ceremonia del país huésped. Fue el acto inicial. Penetraron después los dos ministros en el edificio norteamericano de la Defensa. Se supone que hablaron largamente por las imágenes que vi cuando regresaban cada uno con un discurso en sus manos, sin dudas, previamente elaborado.
El marco de todo el escenario lo constituía el personal uniformado. Desde el ángulo izquierdo se veía un joven militar alto, flaco, al parecer pelirrojo, cabeza rapada, gorra con visera negra embutida casi hasta el cuello, presentando fusil con bayoneta, que no parpadeaba ni se le veía respirar, como estampa de un soldado dispuesto a disparar una bala del fusil o un cohete nuclear con la capacidad destructiva de 100 mil toneladas de TNT. Gates habló con la sonrisa y naturalidad de un dueño. El inglés, en cambio, lo hizo de la forma que expliqué.
Pocas veces vi algo más horrible; exhibía odio, frustración, furia y un lenguaje amenazante contra el líder libio, exigiendo su rendición incondicional. Se le veía indignado porque los aviones de la poderosa OTAN no habían podido doblegar en 72 horas la resistencia libia.
Nada más le faltaba exclamar: “lágrimas, sudor y sangre”, como Winston Churchill cuando calculaba el precio a pagar por su país en la lucha contra los aviones nazis. En este caso el papel nazifascista lo está haciendo la OTAN con sus miles de misiones de bombardeo con los aviones más modernos que ha conocido el mundo.
El colmo ha sido la decisión del Gobierno de Estados Unidos autorizando el empleo de los aviones sin piloto para matar hombres, mujeres y niños libios, como en Afganistán, a miles de kilómetros de Europa Occidental, pero esta vez contra un pueblo árabe y africano, ante los ojos de cientos de millones de europeos y nada menos que en nombre de la Organización de Naciones Unidas.
El Primer Ministro de Rusia, Vladimir Putin, declaró ayer que esos actos de guerra eran ilegales y rebasaban el marco de los acuerdos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Los groseros ataques contra el pueblo libio que adquieren un carácter nazifascista pueden ser utilizados contra cualquier pueblo del Tercer Mundo.
Realmente me asombra la resistencia que Libia ha ofrecido.
Ahora esa belicosa organización depende de Gaddafi. Si resiste y no acata sus exigencias, pasará a la historia como uno de los grandes personajes de los países árabes.
¡La OTAN atiza un fuego que puede quemar a todos!
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Fidel Castro Ruz
Abril 27 de 2011
7 y 34 p.m.
fuente:cubadebate

Las crisis que se avecinan después de Libia, según Noam Chomsky


Los periodistas Stephen Shalom y Michael Albert, del sitio web Snet.com, han logrado para el portal Rebelión.org, una entrevista con el luminoso pensador norteamericano, que formula desde la política global y la geoestrategia un panorama cabal de lo que puede llegar a pasar en el mundo árabe una vez que culmine la intervención militar imperialista al país norafricano. Agradecemos la colaboración del politólogo boliviano José Iván Dávalos.
Los periodistas inquirieron inicialmente a Chomsky sobre un tema totalizador y complejo. “¿Cuáles son las razones que mueven a EE.UU. en las relaciones internacionales, en el sentido más amplio? Es decir, ¿cuáles son las razones dominantes y los temas que se pueden detectar casi siempre en las opciones de las políticas de EE.UU., en cualquier lugar del mundo? ¿Cuáles son las razones más concretas, aunque también dominantes, y los temas de las políticas de EE.UU. en Oriente Próximo y el mundo árabe? Y, por último, ¿cuáles cree usted que son los objetivos más inmediatos de la política de EE.UU. en la situación actual en Libia?”. 

Y el pensador les respondió con la misma contundencia: “Una manera útil de abordar la cuestión es preguntarse cuáles no son las razones de EE.UU. Podemos averiguarlas de diferentes maneras. Una de ellas es leer la literatura profesional sobre relaciones internacionales: con bastante frecuencia, su relato de la política es lo que la política no es, un tema interesante que no voy a desarrollar. Otro método, muy relevante en este caso, es escuchar a los líderes y comentaristas políticos. Supongamos que se dice que las razones de la acción militar han sido humanitarias. En sí misma, esta afirmación no contiene información: prácticamente todos los recursos a la fuerza se justifican en esos términos, incluso lo hacen los peores monstruos, que pueden, con total irrelevancia, llegar a convencerse de la verdad de lo que están diciendo. Hitler, por ejemplo, pudo creer que se estaba apoderando de partes de Checoslovaquia para poner fin a los conflictos étnicos y llevar a su pueblo los beneficios de una civilización avanzada, y pudo creer también que su invasión de Polonia iba a poner fin al ‘terror salvaje’ de los polacos. Los fascistas japoneses que arrasaron China probablemente creían que estaban su desinteresada iniciativa iba a para crear un paraíso terrenal y proteger a la doliente población de los ‘bandidos chinos’. Incluso Obama puede haber creído lo que dijo en su discurso presidencial el 28 de marzo sobre las razones humanitarias para su intervención en Libia. Y otro tanto puede decirse de los comentaristas”. 


Chomsky opina luego que a esos discursos se los puede someter, sin embargo, a una prueba muy simple, para determinar si las nobles intenciones pueden ser tomadas en serio: ¿llaman los autores a la intervención humanitaria y la responsabilidad de proteger a las víctimas de sus propios crímenes o a las de sus clientes? Tomemos, por ejemplo, a Obama: ¿convocó a una zona de exclusión aérea durante la asesina y destructora invasión israelí, respaldada por Estados Unidos, de Líbano, en 2006, sin ningún pretexto creíble? ¿Acaso, no explicó con orgullo durante su campaña presidencial que él había patrocinado una resolución del Senado de apoyo a la invasión, en la que se pedía el castigo de Irán y Siria por impedirla? Fin de la discusión. De hecho, prácticamente toda la literatura de la intervención humanitaria y el derecho a proteger, escrita o hablada, desaparece tras esta prueba sencilla y adecuada. Por el contrario, de las razones reales poco se habla, y uno tiene que escudriñar los archivos documentales e históricos para descubrirlas, sea el Estado que sea”. 


El filósofo político se pregunta luego cuáles son entonces las razones de EE.UU. A un nivel muy general -sostiene-, la evidencia me parece que demuestra que no han cambiado mucho desde los estudios de planificación de alto nivel iniciados durante la Segunda Guerra Mundial. Los planificadores en tiempo de guerra daban por sentado que EE.UU. saldría de la guerra en una posición de dominio abrumador, e instaron al establecimiento de una Gran Zona en la que EE.UU. mantuviera un “poder incuestionable” con “supremacía militar y económica”, que garantizase al mismo tiempo la “limitación de cualquier ejercicio de la soberanía” por parte de otros Estados, que pudiera interferir con sus designios globales. La Gran Zona debía incluir el Hemisferio Occidental, el Lejano Oriente, el Imperio británico (que incluía las reservas de energía de Oriente Próximo) y la parte de Eurasia que fuera sea posible, al menos su centro industrial y comercial en el Oeste del continente europeo. Está muy claro, basándose en registros documentales que “el presidente Roosevelt tenía por objetivo la hegemonía de Estados Unidos en el mundo de la posguerra”, para citar la precisa valoración del respetable historiador británico Geoffrey Warner. Y, más importante, los minuciosos planes de tiempo de guerra se llevaron a la práctica poco después, como podemos leer en los documentos desclasificados de los años siguientes, y como podemos observar en la práctica. Las circunstancias han cambiado, por supuesto, y las tácticas se han ajustado en consecuencia, pero los principios básicos son bastante estables, hasta el presente. 


Y continúa Chomsky: Con respecto a Oriente Próximo -la “región de mayor importancia estratégica del mundo”, en palabras del presidente Eisenhower- la principal preocupación ha sido y sigue siendo sus incomparables reservas energéticas. El control de éstas daría el “control sustancial del mundo”, como vio muy pronto el influyente asesor liberal A.A. Berle. Estas preocupaciones suelen ocupar un lugar prominente en los asuntos relativos a esta región. En Irak, por ejemplo, cuando las dimensiones de la derrota de Estados Unidos. ya no podían ocultarse, la retórica fue desplazada por un honesto anuncio de los objetivos de la política. En noviembre de 2007, la Casa Blanca emitió una declaración de principios en la que insistía en que Irak debía conceder a las fuerzas militares de EE.UU. el acceso por tiempo indefinido, y también en que se debía dar preferencia a los inversores estadounidenses. Dos meses más tarde, el presidente informó al Congreso que iba a pasar por alto cualquier legislación que pudiera limitar el estacionamiento permanente de las fuerzas armadas de EE.UU. en Irak o “el control por parte de Estados Unidos de los recursos petrolíferos de ese país”, exigencias que abandonó poco después ante la resistencia iraquí, al igual que tuvo que abandonar los objetivos anteriores. 


En los estados que carecen de grandes reservas de hidrocarburos, las tácticas varían, aunque por lo general se ajustan siempre al mismo esquema estándar cuando uno de nuestros dictadores tiene problemas: apoyarlo el mayor tiempo posible y, cuando resulta imposible, hacer pública declaración de amor a la democracia y los derechos humanos, tratando a la vez de salvar la mayor parte del régimen que sea posible. Libia es un caso diferente. Libia es rica en petróleo, y aunque EE.UU. y el Reino Unido han proporcionado con frecuencia un apoyo notable a su cruel dictador, hasta ahora, éste no es de confianza. Preferirían un cliente más obediente. Además, el vasto territorio de Libia está poco explorado, y los especialistas de la industria petrolera creen que puede haber abundantes recursos petrolíferos sin explotar, que un gobierno más previsible podría abrir a la explotación occidental. 


Cuando comenzó un levantamiento no violento, Kaddaffi lo aplastó violentamente y estalló una rebelión que liberó Bengazi, la segunda ciudad más grande del país, y parecía a punto de asediar la fortaleza del líder africano en el Oeste. Sus fuerzas, sin embargo, cambiaron el curso del conflicto y llegaron a las puertas de Bengazi. Una masacre era probable, y como el asesor de Obama para Oriente Próximo, Dennis Ross, señaló “todo el mundo nos culparía por ello”. Eso sería inaceptable, al igual que una victoria militar que potenciase el poder y la independencia de Kaddaffi. Ante esta tesitura, EE.UU. se unió a las Naciones Unidas en la resolución 1973, que establece una zona de exclusión aérea a cargo de Francia, el Reino Unido, y EE.UU., en la que este país podría tener un papel secundario. No se hizo ningún esfuerzo para limitar la acción a la creación de una zona de exclusión aérea o siquiera a mantenerse en el mandato más amplio de la resolución 1973. 


Finalmente, cuando los periodistas le preguntaron al analista norteamericano qué esperaba, en las próximas semanas, que suceda en Libia y, en ese contexto, cuáles creía que deberían ser los objetivos de un movimiento, en Estados Unidos, contra la intervención y la guerra con respecto a las políticas de EE.UU, Chomsky sugirió que las perspectivas probables son o bien una partición de Libia en una región oriental, rica en petróleo y dependiente en gran medida de las potencias occidentales imperiales, y una región occidental pobre bajo el control de un tirano brutal de limitadas capacidades; o bien una victoria de las fuerzas respaldadas por Occidente. En cualquier caso, lo que el triunvirato presumiblemente espera es un régimen menos problemático y más dependiente en lugar del actual. El desenlace probable es el que se describe con bastante exactitud, creo que por el diario árabe con sede en Londres Al-Quds Al-Arabi, en su número del 28 de marzo. Si bien se reconoce la incertidumbre de la predicción, prevé que la intervención puede dejar en Libia “dos estados, uno para los rebeldes en el Este, rico en petróleo; y uno, pobre, en manos de Kaddaffi en el Oeste. O sea que, una vez asegurados los campos de petróleo, podemos encontrarnos ante a un nuevo emirato petrolero en Libia, un país escasamente habitado, protegido por Occidente y muy similar a los estados-emirato del Golfo Pérsico.
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…el estímulo moral, la creación de una nueva conciencia socialista, es el punto en que debemos apoyarnos y hacia donde debemos ir, y hacer énfasis en él.
El estímulo material es el rezago del pasado, es aquello con lo que hay que contar, pero a lo que hay que ir quitándole preponderancia en la conciencia de la gente a medida que avance el proceso. Uno está en decidido proceso de ascenso; el otro debe estar en decidido proceso de extinción. El estímulo material no participará en la nueva sociedad que se crea, se extinguirá en el camino y hay que preparar las condiciones para que el tipo de movilización que hoy es efectiva, vaya perdiendo cada vez más su importancia y la vaya ocupando el estímulo moral, el sentido del deber, la nueva conciencia revolucionaria. 
 Ernesto "Che" Guevara, 24 de marzo de 1963.
fuente: Darìo Carhuarupay

lunes, abril 18, 2011

17 de Abril-Día de la Lucha Campesina


AMÉRICA LATINA | 14 DE ABRIL DE 2011
El día 17 de abril es un día especial. Gente en todo el globo celebra la lucha de los campesinos y de los pueblos rurales para sobrevivir y continuar alimentando al mundo. Este día conmemora la muerte de 19 agricultores en Brasil, asesinados debido a su lucha por la tierra y la dignidad.
Cada año tienen lugar más de cien acciones y eventos en todo el mundo para defender un nuevo sistema alimentario basado en la soberanía alimentaria, la justicia y la igualdad.
Dondequiera que esté usted, sea quien sea, está invitado a unirse a la celebración: organice una acción, un mercado de pequeños productores, la proyección de un film, una exposición fotográfica, una charla, una fiesta, una emisión especial de radio o televisión, etc
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fuente: prensa alba-tv

martes, abril 12, 2011

La Comunicación Alternativa se convirtió en vanguardia del Poder Popular



Los medios Alternativos y Comunitarios fueron determinantes para revertir el Golpe de Estado.






















Prensa PSUV.-La Comunicación Alternativa se convirtió en vanguardia política del Poder Popular en Venezuela durante y después del Golpe de Estado perpetrado contra el Presidente Hugo Chávez en abril del año 2002, donde los medios de comunicación privados orquestaron un cerco informativo para legitimar la represión contra el Pueblo y el asalto a nuestra Constitución Nacional.

Este martes, centenares de activistas de los medios Comunitarios y Alternativos de todo el país se reunieron en las inmediaciones de la Televisora Comunitaria Catia TV justamente para someter a juicio el papel decisivo que ejercieron los medios de comunicación privados para el derrocamiento del Presidente Chávez y destacar el papel protagónico de los Medios Comunitarios y Alternativos en el restablecimiento del orden constitucional.

“Chávez restablece la comunicación ese 13 de abril desde el reimpulso que le dieron los medios comunitarios y alternativos cuando los medios apátridas estaban pasando comiquitas. Mientras tanto el Pueblo estaba en la calle con radio perola, con megáfono, hacia posible la comunicación del Pueblo”, afirmó Any Higgins, activista de los medios Comunitarios y Alternativos del estado Zulia.

La dirigente revolucionaria aseguró que los Medios Comunitarios y Alternativos han tomado el espacio que le corresponde de la mano con los indígenas, campesinos, mujeres, jóvenes, Consejos Comunales, entre otros sectores sociales.

“Ahora los campesinos y campesinas podemos comunicarnos a través de la comunicación alternativa, los niños y niñas no sólo ven la televisión, sino que también la hacen”, aseguró Higgins quien solicitó que la nueva Ley que regirá a los Medios Alternativos y Comunitarios obligue a que esas organizaciones sociales se les garantice el 33,33 por ciento del espectro radioeléctrico venezolano.
“No necesitamos ni un dos, ni uno por ciento, sino un 33,33 por ciento del espectro radioeléctrico para todo el Pueblo venezolano porque ese es un espacio que necesitamos batallarlo y a través de allí la movilización del Pueblo para los nuevos retos que tiene el país. Este año es histórico, pero el 2012 es decisivo”, apuntó Higgins.
“llegó el momento de entregarle al Pueblo totalmente de la comunicación alternativa. Nosotros debemos acompañar al Pueblo en su lucha. El secuestro de los medios comunitarios y alternativos implicaría una derrota del socialismo. Es importante saber eso”, dijo el activista comunitario, Américo Cortez, del estado Lara Cortez planteó la creación de una sala situacional que permita pasar a la ofensiva comunicacional a los Medios Alternativos y Comunitarios que esté formada por sociólogos, periodistas, psiquiatras, activistas políticos y técnicos.

“Lo técnico no tiene que pasar por encima de lo político. Que ellos hagan su trabajo técnico, pero la política debe ser quienes deben llevar adelante esa sala situacional que sería para nosotros el comienzo de la articulación de los medios del Estado y los medios del Pueblo”, recalcó Cortez.
Los activistas revolucionarios reunidos en Catia TV este martes 12 de abril apoyaron la entrega del premio Rodolfo Walsh al Presidente de la República Hugo Chávez por parte de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad de La Plata, en Argentina.

Por su parte, Diego Mota, de la Juventud Rebelde de Argentina, consideró que lo vivido en Venezuela el 12,13 y 14 de abril del año 2002 es un ejemplo para todos los Pueblos del mundo que luchan por el Socialismo.
“No dejamos de aprender las lecciones de ustedes como Pueblo donde demostraron que la Revolución se defiende en la calle. Y en ese sentido seguimos aprendiendo. Ese Golpe de Estado no fue solamente contra Venezuela, sino contra todos los Pueblos que luchamos por una transformación social radical”, afirmó.

FUENTE: MINCI

lunes, abril 11, 2011

Nuestro 13 de abril de todos los días.


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Revolución y Comunicación
Fernando Buen Abad Domínguez

El 13 de abril no puede ser una fecha del “pasado”. El 13 de abril es una “Era”, un tiempo amplio y también profundo, que, diariamente, marca los calendarios y las agendas de la lucha. Si la Revolución ha de ser Permanente, cada una de sus fechas heroicas ha de ser bisagra de futuro. No hay tarea comunicacional revolucionaria que pueda sustraerse a la lógica nueva de los tiempos socialistas. Hay que educarnos para eso. No hay tiempo para cansancios.

La Revolución es una gran escuela de Comunicación. Una parte esencial del proceso revolucionario y permanente que Venezuela viene profundizando en su lucha de clases, tiene por base el desarrollo de ideas y formas para la comunicación, obedientes a la voluntad democrática del pueblo en contra de la opresión burguesa. Mientras los oligarcas secuestran, cierran medios, censuran y reprimen la expresión libre, la Revolución multiplica, amplifica y profundiza sus tareas y desafíos comunicacionales. Es la razón humanista de una inmensa mayoría contra una minoría perversa.

             Los jóvenes, que no vivieron el 13 de abril, cuentan, para avivar su ser revolucionario su pensamiento y su memoria, con el alma simbólica vigorosa que habita en cada una de las acciones revolucionarias en la construcción magnífica de viviendas, de hospitales, de escuelas de emancipación laboral… de cultura revolucionaria y de comunicación socialista. Los adultos que forjaron el 13 de abril, hermanados por las luchas históricas de la Revolución Bolivariana, tienen la tarea suprema de hacer comunicación histórica cotidiana, creativa y personalizada, para que el 13 de abril de cada día, se afiance como fuerza y como mandato del mundo nuevo que está en plena construcción.

            La Revolución es, también, una gran escuela que enseña a pensar diferente todo. Nada es igual porque debe ser superior, todo se mueve, cambia, exige mejores hombres porque construye al hombre nuevo. Nadie puede dormirse en sus laureles, hay un mundo por ganar y nos urge pronto, a diario, como en ese 13 de abril venezolano, y mundial, de cada día. 

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Dr. Fernando Buen Abad Domínguez
Universidad de la Filosofía